Ficha avión

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Dornier Wal

Nombre del avión: Dornier Wal (Plus Ultra).

Fabricante: Dornier Flugzeugwerke (Alemania), construido bajo licencia por CMASA (Italia).

Tipo: Hidroavión bimotor de transporte y largo alcance.

Primer vuelo: 1922.

Tripulación: 4 (piloto, copiloto/navegante, mecánico, operador/radio).

Longitud: 17,25 m.

Envergadura: 22,5 m.

Altura: 5,75 m.

Superficie alar: 96 m².

Peso vacío: 6.000 kg aprox.

Peso máximo al despegue: 9.000 kg aprox.

Motorización: 2 motores Rolls-Royce Eagle IX en configuración tándem.

Potencia total: 360 hp cada uno (720 hp combinados).

Velocidad máxima: 200 km/h.

Velocidad de crucero: 170 km/h.

Autonomía: 4.500 km aprox.

Techo de servicio: 4.500 m.

Alcance: 10.270 km (en el Plus Ultra, con tanques adicionales).

Materiales de construcción: Fuselaje de metal con recubrimiento de duraluminio; alas recubiertas de tela.

Tren de aterrizaje: No posee; hidroavión con casco central y flotadores laterales.

Curiosidades: Diseñado por el ingeniero Claudius Dornier. Fue uno de los hidroaviones más exitosos de los años 20, usado por varias marinas europeas. El Plus Ultra fue modificado especialmente para este vuelo con una radio Marconi y depósitos adicionales. Fue el precursor técnico de los grandes hidroaviones de patrulla del periodo de entreguerras.

Tecnología y símbolo de una hazaña

El Plus Ultra no fue simplemente un hidroavión más de su época: fue la expresión técnica de un sueño transatlántico. Diseñado por la casa alemana Dornier Flugzeugwerke, y construido bajo licencia en Italia por CMASA (Costruzioni Meccaniche Aeronautiche SA), este aparato representaba una de las cumbres tecnológicas de la aeronáutica naval de los años veinte. Era un hidroavión de doble motor, con configuración tándem (uno delante y otro detrás, sobre una barquilla central), capaz de amerizar en alta mar y de resistir largas travesías oceánicas gracias a su sólida estructura de duraluminio y acero.

El modelo empleado en el famoso vuelo de 1926 —bautizado como Plus Ultra en alusión al lema heráldico español— fue una versión modificada del Dornier Do J Wal militar. Estas modificaciones incluyeron una instalación de radio Marconi especialmente adaptada para navegación de largo alcance, depósitos de combustible suplementarios y una configuración interna centrada en la autonomía, la estabilidad y la resistencia. El diseño, si bien derivado de modelos con uso militar, carecía de armamento y estaba destinado exclusivamente a un fin pacífico y de exhibición tecnológica: unir por aire España y América.

Sus dimensiones —más de 22 metros de envergadura y casi 17,5 de longitud— lo convertían en una imponente presencia sobre el agua. Sus dos motores Napier Lion de 450 caballos lo impulsaban hasta una velocidad máxima cercana a los 180 km/h, y sus depósitos de combustible de más de 4.000 litros le conferían una autonomía de hasta 18 horas de vuelo, crucial para etapas tan arriesgadas como la que separaba Cabo Verde de Brasil, a través del Atlántico ecuatorial.

El interior del Plus Ultra estaba distribuido con una lógica impecable. La cabina de pilotaje, desplazada a estribor, contaba con un panel de instrumentos básicos y acceso directo a los motores mediante escotillas superiores. En el centro de la aeronave se almacenaban los depósitos de combustible, distribuidos para mantener el equilibrio. Más allá, el puesto de radio ocupaba un espacio fundamental: la radiotelegrafía Marconi AD6 y el sistema de radiogoniometría Bellini-Tosi permitieron mantener el contacto con las estaciones costeras en momentos clave, evitando la desorientación o la pérdida de rumbo en el vasto océano.

Además de su robustez técnica, el Plus Ultra fue testigo del ingenio humano. La posibilidad de acceder a los motores en vuelo, el uso de mástiles para antenas externas, o la optimización de cada kilogramo de peso para maximizar la autonomía, son ejemplos del nivel de sofisticación alcanzado. No menos admirable fue la capacidad de su tripulación para operar, navegar, reparar y tomar decisiones en condiciones que hoy consideraríamos extremas.

El Plus Ultra, finalmente, no solo cruzó el Atlántico: cruzó una barrera simbólica entre siglos, entre continentes, entre épocas. Con él, la aviación española demostró que la ingeniería hispánica, combinada con la osadía de sus pilotos, podía escribir páginas memorables en la historia de la humanidad.